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domingo, 3 de diciembre de 2017

Frank Sinatra & Dean Martin: fuman, beben y cantan (extraordinariamente)


Lo que hace a Frank Sinatra mucho mejor que otros cantantes, en el pasado y presente, es no sólo su gran habilidad vocal sino la expresión en su rostro. Siempre con una sonrisa, parece que disfrutaba cantando, en contraste con los cantantes actuales que parecen tener una expresión dolorida o agónica.
Le dices a un joven ahora que Dean Martin es uno de tus cantantes preferidos y te dirá Y quien es ese?. Qué contestas? O te vas o le enseñas un video de estos. Y si tiene algo de sensibilidad tiene que entrarle.


Ver a Dean Martin y sonreir es todo uno. Canta extraordinario y desborda simpatía; vamos, que te alegra el día. Frank cantaba mejor aún aunque no inspiraba esa empatía, era más perfeccionista y se lo tomaba más en serio pero no todo en la vida es ir de perfecto. Y cosa curiosa, Dean era más serio que Frank, no era un bala perdida como parece en sus actuaciones. Tras su ruptura con Jerry Lewis, después de 10 años actuando juntos, se inventó el personaje de borrachin divertido siempre con un vaso de whisky (en realidad, zumo de naranja) y un cigarrillo, que éste si le llegó a costar caro.
Sinatra planeaba cada sesión como si fuera el desembarco de Normandía, exigiendo la mayor calidad de los arreglos, músicos y canciones. Martin, por contraste, aparece en el momento del show, canta lo que hay que cantar y se marcha a jugar al golf.


Martin poseía una de las voces más ricas y más seductoras de su generación, acompañada de una muy buena presencia física. De los cantantes americanos de esos días, sólo Nat King Cole tenía una más serena y confortable manera de articular las notas. Incluso Sinatra no podía alcanzar esa calmante resonancia en los tonos bajos.
La presencia de Dean Martin en el escenario era insuperable. Pocas veces se ve un intérprete más relajado y ecuánime frente a una audiencia. Irradiaba una tipo de encanto y carisma que otras estrellas mucho más brillantes no han alcanzado. Elvis Presley dijo una vez a la hija de Dean Martin, “Me llaman el Rey del Rock & Roll, pero tu padre es el Rey del Cool”.
Al ver sus pelis y actuaciones muchos se dirán que cómo es que fumaban y bebían actuando.. Pero si hasta los médicos fumaban en las habitaciones de los enfermos, como podemos ver en las pelis de esos años.....
Además de escuchar unas canciones maravillosas, unos standars como la copa de un pino (grande), les acompaña siempre una orquestación impresionante.






viernes, 1 de diciembre de 2017

2 tangos


Antes de ser editado en 1936 el tango Nostalgias ya era un éxito. A diferencia de otros poemas, el mejor momento de Nostalgias está al final, cuando el personaje dice a modo de despedida: “Quiero emborrachar mi corazón, para poder así brindar por los fracasos del amor”. Ese verso es sublime y terrible. “Brindar por los fracasos del amor”. Toda una filosofía existencial está condensada en seis palabras. El brindis convencional es un momento de alegría, de paz o de satisfacción. Aquí se brinda por la derrota, por el dolor, por el fracaso disimulado entre las luces, las risas, las caricias y los besos. Y, por supuesto, la nostalgia, la nostalgia de un amor perdido, de un amor que duele y lastima.
Este tango es una verdadera emboscada para los cantores improvisados. Está considerado uno de los más difíciles de cantar. La emboscada está tendida a lo largo de todo el poema, pero el momento más peligroso se produce en los dos últimos versos del estribillo. Concretamente cuando dice “Desde mi triste soledad veré caer las rosas muertas de mi juventud”. Hace falta tener un muy buen registro y extensión de voz, porque en ese tramo varían los compases y se complica la toma de aire.
La primera vez que tengo constancia de haberlo oído es en 1982, poco después de la grabación de Iva Zanicchi en el 81, me pareció perfecto y me alcanzó de lleno. La letra y la música me tocaban y siempre recordaré las circunstancias de ello. También tuve la ocasión de verla en directo, algún tiempo después, en un Festival de Peralada.


Iva Zanicchi - 1987

Es curioso como canciones muy conocidas desde hace muchos años, no nos llegan o  si las oímos no nos entran hasta que, en un momento dado, estamos preparados para ello. La escuchas, te llega, lo comentas, y tu madre te dice que, por supuesto, es un tango conocidísimo.
Más tarde escuché la versión de Calamaro, mucho más argentina, aunque no tiene mucho de tango.


Calamaro - 2006

José María Contursi dedicó en 1941 este tango, En esta tarde gris, a un amor apasionado al que debió renunciar por las obligaciones de la vida (estaba casado). Volvió a su matrimonio dejando atrás este romance, aunque el dolor y remordimiento por este abandono lo siguieron toda su vida. Pasados unos años enviuda, “la otra” es abandonada por su esposo y pueden reencontrarse. Vivieron ya juntos hasta el fin de sus días.
Éste tango lo escuché por primera vez por Los 5 Latinos a mediados de los 60  y ya me gustó.



Bailar esto es una gozada y verlo bailar es fascinante. Ese juego de pies. Ese abrazo. Esos movimientos…me encantan. Poder bailar así y con la chica que quieres ya tiene que ser un orgasmo. La orquesta es la de Aníbal Troilo y canta Francisco Fiorentino.



Más tarde se lo escuché a Martirio y continuó gustándome también aflamencado.


Martirio 1999

Posteriormente me llegó la versión de Malevaje, típicamente tango.


Malevaje - 1986

Y finalmente he encontrado, ayer mismo, un dúo de dos tíos que son impresionantes. Miguel Poveda me parece un cantante extraordinario. Lo he visto en directo y deja boquiabierto. Y el otro, Rafael, aunque me gusta menos, considero que es un monstruo del espectáculo. Aquí, como es el especial suyo de TVE en la Navidad de 2010, no deja lucirse demasiado a Poveda.