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martes, 17 de mayo de 2016

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En 1955, las fuerzas vivas de Torrevieja asumen el compromiso de la revitalización del pueblo. Cuentan con el Delegado Nacional de Prensa que les pregunta: ¿Que es lo más típico de Torrevieja? «Las habaneras y las mecedoras» contestan. Y Juan Aparicio, una figura de Falange y las JONS , pensó en que era lo que se podría hacer con aquellas dos señas de identidad que simbolizaban un pueblo tranquilo y apacible mecido al ritmo del 2x4 de las mecedoras.
Se organiza el primer Certamen de Habaneras como impulso de revitalización de un pueblo adormecido y bandera de enganche para los futuros visitantes nacionales, al principio, veraneantes de Murcia, Orihuela y la Vega y, posteriormente, extranjeros. En este contexto sociocultural tuvo lugar la primera fase del relato épico que quedó fijada, de forma genial, en la letra de la habanera Torrevieja, compuesta por Ricardo Lafuente para éste primer Certamen, y que constituyó una pieza fundamental para la expansión y conocimiento del nombre de la ciudad fuera de sus confines.  Éste año se celebrará la 61ª edición, así que ya son unas cuantas.
La canción destila en todas sus estrofas el amor, la felicidad, las situaciones idílicas presididas siempre por el mar, las olas, la playa…
Aquel verano del 55, una de mis tías estuvo en el Certamen (como otros veraneantes de Murcia) y cuando volvió al pueblo, donde yo veraneaba con mis abuelos, cantaba frecuentemente ésta habanera que ya se quedó conmigo para siempre, hasta emocionarme cada vez que la escucho.
Aquí la tenemos por la orquesta Sinfónica de Torrevieja junto al Orfeón Donostiarra en 2014 en Torrevieja.

 
La escultura que encabeza ésta entrada, La bella Lola, está ubicada en la plaza del Fontán de Oviedo. La escultura es una donación de la ciudad de Torrevieja, con motivo del hermanamiento de las ciudades de Oviedo y Torrevieja. Es réplica de otra que está instalada en el paseo marítimo de Torrevieja, con la que se quiere representar los sentimientos de todas las mujeres al despedir en el puerto a sus parejas.
Y es un homenaje a la habanera La bella Lola, de autor desconocido, unos dicen que cubano y otros que mexicano. En todo caso es muy antigua; “Estando herido por un balazo” es la misma canción con otra letra, que se hizo popular durante la 3ª guerra carlista (1872-76).  Una prueba de que la habanera original era anterior, probablemente de alrededor de 1860, y ya se había hecho popular en España en aquellos años.
Yo tengo conciencia de esta habanera algo tarde. Cuando me caló fue en el verano de 1967 en San Vicente de la Barquera. Ese verano la escuchaba cantar tanto a los marineros y hombres rana con los que trabajaba como a los veraneantes de Madrid y Barcelona. Y en el IV Certamen de la Canción Marinera de ochotes (en aquellos años) se cantó también acompañados por todos los escuchantes. Éste Certamen creado en 1963 pretendía a través de este festival, recuperar la tradicional música popular y homenajear a través de este medio a los hombres y mujeres del mar. Algo similar al de Torrevieja. Participaban “ochotes”, agrupaciones corales formadas por ocho voces graves aunque ahora ya actúan coros mixtos.
Años más tarde, en Barcelona, volví a escucharla como algo típico de la Costa Brava a partir de la Cantada de Habaneras de Calella de Palafrugell cómo la que ilustra esto.
Así tenemos festivales de habaneras, siempre en verano y siempre en pueblos costeros salvo una excepción curiosa en Mayorga (Valladolid), muy posiblemente a partir de la Guerra de Cuba como en Calella.




Paloma mensajera es una habanera de José Ruiz Gasch (Crevillente). Según la Biblioteca Nacional, esta habanera vio la luz en 1958, dentro de un disco de 45 rpm titulado "Un pueblo que canta", interpretado por la Coral Crevillentina, dirigida por el propio José Ruiz Gasch. Está visto que en el sudeste (Torrevieja, Crevillente) se nos dan bien las habaneras.
Ésta no la conocí hasta 1971. En un puente largo, muy largo, el viernes 19 de marzo en aquellos años era fiesta al menos en Madrid, y el martes 23 era el Día Meteorológico Mundial, con lo que también teníamos fiesta. Así que se nos ocurrió hacer una escapada hacia el Sur, hasta Ceuta, en el Mini de Guillermo, un compañero canario y un grandísimo amigo.
Fuimos Guillermo, Mamen y yo y fue un viaje por etapas. En Marbella se nos uniría Araceli. Así que allá que fuimos haciendo una primera escala en Granada para ver a amigos de Guillermo. Llegamos a esta ciudad de noche y lo único que vimos de Granada fue una calle donde había muchos bares. Sólo recuerdo de aquella noche que, casi amaneciendo, volvimos al piso e intentamos subir la escalera. Tardamos mucho tiempo en conseguirlo. Uno de ellos se empeño en que debíamos subirla cantando Paloma mensajera, algunos no la sabíamos y aunque la hubiéramos conocido ya no estábamos en condiciones. Así que empezábamos la canción y cómo no salía bien, había que volver a empezar tanto con la escalera como con la habanera. Era, muy, muy tarde, cuando pudimos reposar en un colchón sobre el suelo.
Así Paloma mensajera quedó y quedará para siempre en mi recuerdo por un “finde” memorable. Mamen y yo recién casados y de viaje con una genial amigo.
Bastantes años después, a finales de los 90, en unas jornadas de trabajo coincidí con Guillermo en Madrid y salimos una noche con algunos compañeros. Volvimos a terminar perjudicados. De madrugada, por Cea Bermúdez buscábamos donde tomar la última (no era el lugar adecuado) y allá que nos pusimos a rememorar a la Paloma mensajera. Es lo que tienen las habaneras, que las puedes cantar siempre y no da ninguna vergüenza lo hagas como lo hagas.

Paloma mensajera - Coral Avilesina 2010





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