Qué tienen que ver estos dos hechos conmigo? En principio es a través de mi padre como se relacionan.
Es muy probable que nuestro gusto musical quizá comience desde antes de nacer. Casi 4 meses antes de nacer aprendemos a distinguir las voces humanas, los ruidos y la música. Y unas 25 semanas de gestación permiten desarrollar el sentido del oído de tal forma que nuestras madres pueden sentir cómo reaccionamos.
Una vez nacidos respondemos a los aspectos emocionales y tonales de la voz humana y el canto de los otros juega un papel primordial en nuestras socialización. A partir de los 2 años, ya somos capaces de memorizar y apreciar canciones que nos llegan.
Estas primeras canciones que aprendemos nos acompañan a lo largo de nuestra vida, siendo de las últimas cosas que olvida un enfermo de Alzheimer. No es casualidad que las primeras grabaciones fueran unas nanas. La primera grabación que se conoce es de algo antes de 1860 en Francia, era muy deficiente y aún no podía reproducirse. Su titulo, Au claire de la lune, una nana francesa conocida por todos. Y la primera que se grabó y reprodujo gracias a Edison fue en 1893, Mary had a little lamb, otra nana. Así vemos como las nanas no sólo son las primeras canciones que recordamos sino, incluso, las primeras que se grabaron.
A finales de 1914, el Ministerio de la Guerra encarga al coronel de ingenieros, Pedro Vives y Vich, director del Servicio de la Aeronáutica Militar y pariente mío, el proyecto de buscar el lugar más adecuado para el establecimiento de una base de hidroaviones. Tras recorrer toda la costa mediterránea española, desde Algeciras (Cádiz) a Portbou (Gerona), Vives comunica al Ministerio que el emplazamiento más apropiado para establecer la primera base de hidroaviones de España es Los Alcázares, localidad situada en el centro de la ribera occidental del Mar Menor, que presenta unas condiciones naturales inmejorables: pocos obstáculos, mar tranquilo y poco profundo y abundantes días de sol al año. Entre San Javier (para los oficiales pilotos) y Los Alcázares (para los de Tropas) se instala la AGA en 1943 y, en 1945, en la primera o segunda promoción, entra mi padre.
Allí, un par de años más tarde nazco yo. Y allí, un poco más adelante, conozco a la que será mi mujer.
Como es natural, me cantaron nanas que no se me han olvidado. Las nanas no tienen por qué ser canciones infantiles e inocentes. Ya el Au claire de la lune era una cancioncilla picante. Y las hay que no parece que faciliten el sueño de un bebé, como la que dice : Duérmete niño, duérmete ya, que viene el coco y te comerá.
Curiosamente, era mi padre, no mi madre, quien nos cantaba, según recuerdo, 2 nanas. Y las 2 con un ambiente típicamente militar aunque no lo eran en su origen.
Una, yo la conocía por A la ro ro mi bien y tenía esta letra que, con pocas variaciones, decía:
Duérmete pequeñín,
Duérmete mi galán,
Pedacito de pan,
Duérmete.
A la ro ro mi bien,
A la ro ro monín,
Oh mi rey pequeñín,
Duérmete.
Un caballo y un tren,
Un patín y un balón,
Tú tendrás corazón,
Duérmete.
Centinela seré de tu vida hasta el fin,
¡Oh! Mi rey pequeñín,
Duérmete.
Duérmete mi galán,
Pedacito de pan,
Duérmete.
A la ro ro mi bien,
A la ro ro monín,
Oh mi rey pequeñín,
Duérmete.
Un caballo y un tren,
Un patín y un balón,
Tú tendrás corazón,
Duérmete.
Centinela seré de tu vida hasta el fin,
¡Oh! Mi rey pequeñín,
Duérmete.
El video lo he encontrado insistiendo, y me ha demostrado que existía esa nana y que aún se canta.
La canción utiliza la música de la alemana tradicional Muß i denn, de 1827. La música la aportó Friedrich Silcher (el autor de la famosísima "Yo tenía un camarada").
Se expandió con rapidez por todo el territorio que después sería Alemania, y por el resto del mundo occidental. La Legión extranjera francesa la canta actualmente con el título de “Je revois mon village”.
Aunque la canción pertenece al mundo tradicional, sin ninguna connotación militar, se convirtió en canción de soldados con la misma letra, debiendo cantarse, seguramente, en la 1ªGM, y no hay que descartar que lo fuera antes, en la guerra francoprusiana de 1870.
Se expandió con rapidez por todo el territorio que después sería Alemania, y por el resto del mundo occidental. La Legión extranjera francesa la canta actualmente con el título de “Je revois mon village”.
Aunque la canción pertenece al mundo tradicional, sin ninguna connotación militar, se convirtió en canción de soldados con la misma letra, debiendo cantarse, seguramente, en la 1ªGM, y no hay que descartar que lo fuera antes, en la guerra francoprusiana de 1870.
Mi padre fue falangista, estuvo en la Legión, y en la División Azul. Por lo que no estoy seguro si la aprendió en Alemania o en España, donde también se cantaba durante la Guerra Civil. Nada más terminar ésta, aparece con el título "Lalalá" en un cancionero de una Organización Juvenil.
Siempre recordaba esta nana sin saber ni preocuparme de donde venía hasta que, a mediados de los 60, escuché el disco de Elvis Presley, Wooden Heart. Nada más oírlo me dije, esto lo conozco yo. Me puse a investigar y descubrí que eran la misma canción. Lo cual, me satisfizo.
Recordaba algo que en alguna ocasión me había contado mi padre sobre esa nana: Que había llegado a España en 1945 con una compañía de revista alemana "Los Vieneses" en la que actuaban Herta Frank, Arthur Kaps, Gustavo Re y Franz Johan, que se quedaron en Barcelona y durante los años 60 llevaron a cabo una gran cantidad (casi todos) de espectáculos musicales de enorme éxito en televisión.
De hecho, la principal artista de revista de aquellos años, Raquel Meller también la cantó cómo Duérmete mi clavel.
La otra nana que escuchaba de bebé, parecerá poco adecuada, pero teniendo en cuenta que soy hijo de militar y que mi padre estuvo en la Legión, tampoco es de extrañar. Sé de otros niños y niñas a quienes también les cantaban esta "nana".
El Novio de la Muerte o Nadie en el Tercio sabía era un charleston que solía ser cantado por Lola Montes en los años 20 del siglo pasado.
Un día fue escuchada por Millán Astray en Melilla. Al líder de la Legión le pareció una perfecta canción para lo que quería. Se quedó tan impresionado que pidió que le hicieran una transcripción para cambiarle el ritmo y adaptar la música al ámbito militar y, finalmente, la utilizó para la Legión. La primera versión como canción de la Legión fue luego ralentizada y es la que se usa en procesiones andaluzas, siendo la versión más conocida y apreciada. Por supuesto, mi padre me cantaba la versión lenta, no el cuplé.
Y cuando llega la última estrofa, Por ir a tu lado a verte..., en que se aumenta el volumen de las voces, se me hace siempre un nudo en la garganta con el que me es muy difícil seguir cantándola.
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