Me gusta el baile. Desde que recuerdo, con el pasodoble, siempre que escucho música (bailable) me animo a bailar o, por lo menos, a mover el esqueleto. Debe ser cosa de que la música me llega adentro. Y, por supuesto, me gusta ver bailar bien. Cómo soy muy peliculero lo primero que me gustó bailar fue el vals, pero no de cualquier forma. El vals en un salón enorme con suelo de mármol, con la decoración adecuada y que la vestimenta fuera acorde. Y ésta tenía que ser un uniforme tipo imperio austrohúngaro y la chica con traje largo haciendo juego. En los ejemplos puede verse claramente mis tendencias. Luego, es verdad, que no había mucha oportunidad de bailar una cosa así, pero el vals servía para otros muchos bailes de 3 x 4.
Cómo ya he dicho, me gustan las pelis con baile. Aquí, algunos ejemplos de cine y valses. Empieza un vals de El prisionero de Zenda de 1952 con Stewart Granger y Deborah Kerr, luego de 1955 Sissi Emperatriz con Romy Schneider de jovencita y finalmente, de 1956 en Guerra y Paz, tenemos a Aubrey Hepburn (Natasha) y Mel Ferrer (André).
Luego, como era normal, bailé el pasodoble y el bolero, típicos en las fiestas de los pueblos. y que hemos bailado como hemos podido. Total no había que moverse mucho aunque si llevar el ritmo. También el mambo, cha-cha-chá y cosas parecidas que, verdaderamente, eran difíciles de bailar.
Pero hay un baile cubano, quizá el más antiguo de los de allí, el danzón, que no sé bailar aunque algún día aprenderé, que me gusta especialmente. Es tan suave y cadencioso que me encanta verlo bailar.
El primer danzón se compuso en 1879 y tenía como origen la contradanza europea del siglo XVIII y aunque mantenía el influjo afro en su ritmo, ahora poseía una mayor libertad expresiva que permitía a la pareja enlazarse con más sensualismo. La danza aumentó sus partes formativas y extendió su tiempo bailable, por lo que se le empezó a llamar danzón. Desde principios del siglo XX ha tenido un gran arraigo en México, sobre todo en Veracruz.
Aquí tenemos el inicio de la película Danzón, dirigida por María Novaro en 1991 y que resulta una película muy agradable de ver. Julia baila con Carmelo Lágrimas Negras. A mí me parece una película deliciosa que recomiendo encarecidamente.
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