Siguiendo con bandas sonoras de películas, ya hemos visto y oído algo de Fred Astaire y Alida Chelli, le toca el turno a 2 pelis de finales de los 40 que tuvieron gran repercusión, llegando a figurar en la Historia del Cine con mayúsculas. Y no sólo cómo películas sino también con bandas sonoras.
Por orden cronológico, primero “El muchacho de los cabellos verdes” de 1948, la primera película de Joseph Losey. La peli toma la forma de una parábola antibelicista, tan ambiciosa como ingenua, y un alegato por la tolerancia racial y religiosa que no duda en emplear una excusa fantástica, la inexplicable transformación del pelo de Peter y las visiones de los huérfanos que le encargan la misión de difundir su mensaje. Esa misma ingenuidad se traslada a un final optimista.
Se rodó cuando comenzaban las actividades del Comité de Actividades Antiamericanas del que fueron víctimas el mismo Losey y el guionista. En el clima de terror que se avecinaba el mensaje pacifista aún colaba, pero el antiracismo añadido ya resultaba excesivamente progresista para los ultras de Hollywood. Barzman, el guionista, narra lo que podría ser sólo una leyenda: En el guión el niño debía pronunciar en varias ocasiones la advertencia: “ La guerra es mala para los niños”. Howard Hughes, que había comprado los estudios RKO habría pretendido que el niño añadiera ...Por eso, para evitarla, necesitamos un ejército, una armada y una aviación fuertes en todo el mundo. Según Barzman, fue el propio Dean Stockwell, el niño, quien se negó a hacerlo.
Veinte años antes de que aparecieran los hippies, el compositor de Nature boy, eden ahbez, que siempre escribía su nombre con minúsculas pues las mayúsculas debían reservarse para Dios y el Infinito, ya había perfeccionado un estilo de vida que combinaba el misticismo oriental, la comida orgánica, el pelo largo y una búsqueda constante de la iluminación. No parece que todo esto llevara a ser el compositor de una pieza grande en la historia de la música, pero terminó por presentársela a Nat King Cole y éste quedó impresionado por la repercusión que tenía ante el público. Conseguir la autorización del compositor para publicar la canción no fue fácil. Terminaron encontrándolo acampado bajo el famoso letrero de Hollywood.
Qué decir de El tercer hombre de 1949 ? Una joya del cine con una fotografía en blanco y negro que deslumbra y una banda sonora, interpretada por su autor Anton Karas con la cítara, que no puedes dejar de tararear y acentúa todas las escenas de la peli.
Es de los pocos casos en que la película mejora la novela. Y así lo reconocía su autor Graham Greene. El aporte de Orson Welles es fundamental. Su primera aparición en pantalla (el movimiento de una lámpara que muestra a Harry Lime ante la sorprendida cara de Cotten) ha sido considerada como la mejor presentación de un personaje en un filme.
En 1948 Carol Reed estaba preparando la filmación de su película en Viena cuando encontró a Karas tocando la cítara en una taberna vienesa. Se le acercó y lo contrató para que compusiera la banda sonora de su película. El encuentro se llevó a cabo por casualidad en ese lugar, y la elección resultó ser un golpe de suerte para ambos. The Harry Lime Theme, se mantuvo en las listas de éxitos de los Estados Unidos durante más de tres meses en 1950.
Mi primer contacto con ésta película fue en el colegio, corrían los primeros 60’s, en uno de aquellas sesiones que llamaban cineforum. Eso de estar en clase y que te digan, “ahora vamos al salón de actos a ver una película y comentarla” ya es un notición. Se apagan las luces y empiezan los créditos con una imagen de un puñado de cuerdas vibrando (la cítara) y sonando una melodía que deja hipnotizado, luego viene la peli y, finalmente, el plano secuencia final que deja sin poderte mover de la butaca. Estas son las dos secuencias que he empalmado en el video con su música correspondiente. Viéndo la secuencia final me vienen 3 ideas extra-cinematográficas. Una, me gusta la trenca o Montgomery de Trevor Howard; dos, de donde caen las hojas si los árboles están totalmente pelados ?, y tercera, que bien enciende el cigarrillo y tira la cerilla Joseph Cotten, me recuerda a John Wayne.
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