Aún hoy extraña pensar como la censura de la época fue tan condescendiente con Anna dirigida por Alberto Lattuada en 1951, al no poner trabas a la hora de su estreno en España, sobre todo en las escenas del “bayón”, donde Silvana Mangano hace una auténtica creación de sensualidad y provocación. Quizá sea debido a esto el que su estreno en España no fuera hasta 1953. Cuando se iba al cine a ver ésta película, se iba a ver el bayón de Anna. Un amigo me contaba que en un pueblo de Córdoba se anunciaba así la película: “Pase de la película Anna a las 19 h. El bayón a las 19:45 h.”
Uno de los melodramas más populares de su época, en el que se presentaba una situación que sería utilizada en más de una ocasión: la pecadora que intenta redimirse a través de la vida religiosa. Realizada con soltura pero limitada convicción, sus valores más notables estriban en la inteligente utilización de un erotismo tan sugerente como inocuo. Silvana Mangano, destaca más por sus dotes interpretativas que por su figura. Claro que en esto hay trampa en forma de hábitos monjiles. Pero por mucho que se empeñe en llevarlos con dignidad parecen un tanto artificiosos en una hembra de rompe y rasga que, con únicamente con dieciséis años ya lucía la corona de Miss Roma y de no haber sido por Lucía Bosé probablemente hubiese lucido la de Miss Italia.
Menos mal que los flashback del film nos regalan la sensualidad de la diva bailando el “Bayón El Negro Zumbón”, que hizo furor en todas las emisoras de Radio de nuestro país y es de lo mejor de una película que aun contando con magníficos actores, el mismo elenco de Arroz Amargo, Raf Vallone y Vittorio Gassman, no resiste con ella una comparación seria. Y resulta curioso que, en aquellas fechas, a muchas niñas de poco menos de 10 años se les enseñara en casa como “gracia” a bailar el bayón en las visitas.
La Dama de Trinidad de 1952 supuso el regreso al cine de Rita Hayworth, tras 4 años de ausencia por su matrimonio con Alí Aga Khan. La Columbia decidió realizar un film a medida de su lucimiento personal. El guión contiene calcos de "Gilda", como el entorno exótico, la cantante de cabaret, canciones sensuales, bailes tórridos, la bofetada y la presencia de Glenn Ford.
La música ofrece dos canciones originales:Trinidad Lady y I've Been Kissed Before. La fotografía, en espléndido blanco y negro, proyecta sombras, ofrece escenas nocturnas de excelente contraste e imágenes de proximidad que acarician el rostro seductor de Hayworth, de 34 años. El guión, ambientado en la Guerra fría, se basa en un argumento ingenuo, exagerado y poco convincente. La película, valorándola en conjunto es mejor de lo que corresponde su escasa fama, pero es peor de lo que debería ser un proyecto como la vuelta de Hayworth, que debería haber tenido más medios e inteligencia. La peli es ideal para pasar la tarde y disfrutar de Rita, una de las pocas actrices que sin saber actuar llenaba la pantalla.
En Trinidad Lady no está nada mal. Los entendidos dicen que es mejor el baile de Trinidad Lady que el de I’ve been kissed before. Por si acaso, pongo los dos, pero a mí me gusta más con los tacones. Verla bailar I've Been Kissed Before, completamente desatada, y ver la cara de gilis de todos los hombre alrededor, incluido Glenn Ford que parece que le va a dar algo, es una gozada. Y eso que no es de ella la voz que se oye, es de la cantante que la doblaba.
La música ofrece dos canciones originales:Trinidad Lady y I've Been Kissed Before. La fotografía, en espléndido blanco y negro, proyecta sombras, ofrece escenas nocturnas de excelente contraste e imágenes de proximidad que acarician el rostro seductor de Hayworth, de 34 años. El guión, ambientado en la Guerra fría, se basa en un argumento ingenuo, exagerado y poco convincente. La película, valorándola en conjunto es mejor de lo que corresponde su escasa fama, pero es peor de lo que debería ser un proyecto como la vuelta de Hayworth, que debería haber tenido más medios e inteligencia. La peli es ideal para pasar la tarde y disfrutar de Rita, una de las pocas actrices que sin saber actuar llenaba la pantalla.
En Trinidad Lady no está nada mal. Los entendidos dicen que es mejor el baile de Trinidad Lady que el de I’ve been kissed before. Por si acaso, pongo los dos, pero a mí me gusta más con los tacones. Verla bailar I've Been Kissed Before, completamente desatada, y ver la cara de gilis de todos los hombre alrededor, incluido Glenn Ford que parece que le va a dar algo, es una gozada. Y eso que no es de ella la voz que se oye, es de la cantante que la doblaba.
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